jueves, 6 de marzo de 2008




LA PRENSA Y LAS GENERACIONES MODERNAS


Observo con harta frecuencia el poco interés que pone la juventud de hoy por la prensa. Apenas si se ve un joven con un periódico en las manos. Si acaso se ve alguno es los martes, cuando dan las informaciones futbolísticas, para ver como va el Real Madrid o el Betis. En cambio se ven muchos con el TBO o con el Coyote, que yo apenas conozco. No es que yo crea que se lee ahora menos que cuando yo era joven. No. Lo que creo es que han derivado los gustos de los jóvenes y en vez de leer los periódicos de gran información, se leen los anteriormente citados.

Puede ser que hayan cambiado las aficiones literarias igual que han cambiado las musicales. A las generaciones de hoy, salvo raras excepciones, no les dice nada una romanza o una partitura de aquellas zarzuelas inmortales de los grandes compositores de finales del siglo pasado o comienzos de éste. En cambio observo como vibran y se entusiasman ante la pantalla y Torrebruno con eso de “…No…, no me casaré…” Y hasta hay quien se balancea y coge el ritmo del protagonista, cuando éste está cantando. O esto otro, que tan de moda se ha puesto: “Yo no me marcho… me marcho de aquí… Aquel que se vaya, se vaya sin mi…”

Por eso no creo que hoy haya más incultura que cuando yo era escolar. No existen motivos para ello, ya que el censo escolar ha subido muy poco con relación al aumento de maestros y maestras. Puede ser también que mucha de la información, que nosotros teníamos que leer en los periódicos, a ellos se la dé la televisión en el telediario y la radio en las noticias en sus minutos de parte. Hoy no hace falta recurrir a los diarios para saber los equipos triunfantes del fútbol, carreras ciclistas, campeonatos de natación, orejas que cortan los diestros, etc., etc.

En fin los tiempos cambian y los gustos derivan según los signos de los tiempos. Se impone la moda de la lectura, como se impone el vestir, el corte de pelo de los caballeros, peinado de las señoras y tantas y tantas cosas, que extrañamos los que rebasamos el medio siglo. ¡Que le vamos a hacer, si no bailar al son del pandero que esté de moda!

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