EL TIRO DE GALLINA

Al llegar la veda, allá por los años 14 y 15 de este siglo, solían constituirse en empresa algunos industriales de este pueblo y poner el tiro de gallina en la Hoya de la Fuente del Rey, sitio preferido y adecuado para los aficionados para disputarse el blanco en el pacifico animal, que colgado de las patas con una cuerda, esperaba ser victima o ser herida de la certera puntería del tirador.
Solían celebrase estas tiradas siempre en domingo y por la tarde, desplazándose al mencionado sitio, no solamente los tiradores sino una gran parte de curiosos y alguna gente por dar un paseo.
El precio del tiro recuerdo que era de 0,25 Ptas. y, a pesar de lo barato, debía de ser remunerador para la empresa o empresas, ya que a la sazón valía una gallina 3,50 ó 4 Ptas.

Había que matar del tiro o por lo menos herir al animal para tener opción a él. Pues muchas veces se daba el caso que al disparo saltaban muchas plumas y era objeto de discusión por parte del tirador y un miembro de la empresa por si tenía sangre o no. Si no tenía sangre seguía el animal colgado en espera de más disparos.

Uno de los tiradores que más blancos lograba y que suscitaba más enconadas discusiones entre los tiradores era don Luís Calero Mejías, que quizá será uno de los pocos superviviente de este deporte. Unos atribuían el éxito a su escopeta y otros a la destreza cinegética del mismo. Una de las tardes de tirada, un tiro se fue un poco alto y casi alcanza a un sachador que se encontraba en uno de los cercados del Cerro de las Cortes y hubo que cambiar de sitio para el ejercicio de las tiradas. Se buscó otro adecuado y se pensó en el Pilar de allá que ofrecía más seguridad. Se colgaba la gallina unos cien metros a la derecha de la cancilla del cercado cuyo propietario actual es don Isidro Delgado, Allí no duró mucho tiempo; fue perdiendo animación el tiro de gallina hasta extinguirse totalmente sin que hasta la fecha haya vuelto a organizarse más.

Ecos de Flores núm. 96, de 15 de octubre de 1963