jueves, 5 de marzo de 2009

ELEVACIÓN DE PRECIOS

Muchos lectores de “Ecos de Flores” - sobre todo para los que están comprendidos entre los 20 y los 40 años de edad – creerán que las notas de precios de los distintos artículos que en esta crónica se barajan son exageraciones hiperbólicas, faltas de veracidad. Todavía quedan muchos en ésta (y que sea por muchos años) que pueden dar fe de lo que digo.

Por ser asunto que está a la orden del día, empezaré por la caza, hoy artículo de lujo e imposible de adquirir, si la suerte no te favorece en alguna de las muchas rifas que a diario se celebran.

Hace unos 30 ó 35 años se podían adquirir a cualquier hora del día o de la noche perdices, conejos, liebres, pitorras, palomas, a los precios siguientes: perdices de 075 a 1 peseta; conejos de 1 a 1,25; liebres de 1,50 a 2 pesetas, pitorras a 0,80 pesetas; y al mismo precio que estas las palomas. Digo a cualquier hora del día o de la noche, porque en mi sempiterno trasnochar fui muchas noches a la c/ Cinaga, a casa del tío Julián, donde, pendiente del techo, al igual que se cuelgan los chorizos y las morcillas de la matanza, pendían numerosas piezas de las especies anteriormente citadas.

Estas piezas estaban destinadas a Jabugo o Galaroza y lo más lejos de la provincia o Aracena. También abastecían alguna que otra vez, las fondas de Mendizábal en Fregenal de la Sierra y la de Ciriaco en Higuera la Real, esta última de gran renombre por sus verdaderos banquetes pantagruélicos.

Lo mismo que en aquellos tiempos era fácil adquirir la caza, que hoy es casi imposible, le brindaban en su propia casa el lomo de cerdo o los riñones y los demás productos del cerdo a los precios siguientes: Lomo 4,50 ptas el kilo; chorizo 2 y 2,25 ptas el kilo¸ la morcilla 1,50 ptas; el tocino a 1 y 1,25 ptas.

Presiento que muchos lectores jóvenes, al leer estos precios, dirán: esto no puede ser, aquí hay un error. Pues no señor esos eran los precios que regían en aquellos tiempos. Las casas que comían el lomo y las perdices podían contarse con los dedos de una sola mano. Cuando en el pueblo coincidían en el mismo día varias matanzas, los lomos que no se consumían se destinaban a los chorizos, de ahí la fama, de que entonces gozaba la chacina marocha.

En cuanto a la carne de hebra pasaba una cosa parecida, la que no se adquiere hoy ni encargándola con un día de antelación. Entonces la pregonaban por la calle los chicos de los carniceros. La morcilla lustre, el revoltillo y las patas, aunque en aquella fecha las reses sacrificadas eran bastante menos de la mitad de la actualidad, no se consumían y eso que el kilo de cordero o chivo, en pleno mayo o junio, valía 1,60 ptas. el kilo, 0,80 ptas. el medio kilo. Los carniceros solían matar un par de reses y cuando hacia calor por lo general no se consumían. Los pavos, los pollos apenas se conocían, solo en Nochebuena, y eran contadas las casas que podían permitirse el lujo de ponerlos en la mesa. En cambio hoy tanto cerdos como reses de hebra, pollos, etc,…desaparecen a las dos horas de la matanza.

No cabe duda de que el poder adquisitivo del marocho ha evolucionado con el tiempo, a la vez que se ha perdido por completo la imbuición al ahorro.

Ecos de Flores, núm. , 15 enero .1965

1 comentario:

Carmen dijo...

Pepe parece que aquello sea de tiempos prehistóricos, pero para los que tenemos cierta edad están a la vuelta de la esquina.
Un abrazo.
M.CArmen