viernes, 5 de diciembre de 2008

LOS TOROS

E
l otro día me preguntaba un amigo:

– “Vd. que tiene buena memoria - ¿Es verdad que en el calvario se celebraron corridas de toros?"
-"Tanto como corridas de toros… no.” Contesté. – “pero sí se celebraron capeas como en muchos pueblos de esta zona. No se celebraron solo en el Calvario sino que se celebraron también en la Plaza del pueblo”.

Por mi edad no alcancé a ver éstas, pero se las oí referir muchas veces a mi buen amigo don Esteban Cristino que las vio. Me figuro lo molesto y costoso que seria organizar la capea, así como torearla, por la dificultad del piso empedrado y recubierto de arena. También tenia que ser costosa la empalizada, ya que, carente el pueblo de carros, tenía que ser con maderas tapando las calles adyacentes a la Plaza, así como de la esquina del Ayuntamiento a la antigua posada, hoy escuelas municipales.

No sé si estas corridas las lidiaban aficionados de la villa o eran maletillas que a la sazón venían por los pueblos, soñando con la gloria del dinero.

Las que se celebraron en el Calvario fueron por el año 5 ó 6 de este siglo y se hacían con menos costo y mas facilidad que las de la Plaza, toda vez que el Calvario no se empedró hasta el año 29 ó 30.De las dos que se celebraron una fue el día de la Cruz y otra el día del la Ascensión del mismo año. Sí recuerdo con precisión que el toro lidiado en primer lugar pertenecía a don Isidro Delgado y vino de la finca de la Encomienda (Barrancos), el segundo a don Francisco Márquez; éste era negro y debía ser lidiado por aficionados del pueblo. Tenía yo entonces 6 ó 7 años. Y recuerdo que cada vez que se aproximaba el toro al tablado, donde yo estaba, prorrumpía a llorar. ¡Quién me había de decir entonces que el chico al que tanto miedo le daba, vería arrastrar por esas plazas cientos y cientos de toros! …

En esta ultima corrida surgió una discordia que degeneró en una gran alteración de orden publico, teniendo que intervenir la Guardia Civil para calmar los ánimos e imponer la paz entre el publico.
Debido a este incidente las autoridades prohibieron estos es
pectáculos, pero existía afición en el pueblo y hubo que celebrar en un toril, enclavado en la finca denominada “La Padrina” unos festejos, que por tener que desplazarse la gente a pie o en caballería, resultaban molestos y no tuvieron para la empresa el éxito apetecido, terminando estos festejos hasta el año 41 que se reanudaron en el campo de fútbol.

Ecos de Flores núm. 95, de 01 de octubre de 1963

No hay comentarios: