miércoles, 1 de diciembre de 2010

PRESENTACIÓN
José Domínguez Valonero
Allá por los años cincuenta, a mitad el pasado siglo, el pueblo contaba con una publicación titulada "Ecos de Flores". En aquellas páginas eran habituales los artículos de D. Candelario López.

Siempre sentí admiración por D. Candelario, cuyas disertaciones sobre la tauromaquia, la poesía, la música y los viejos recuerdos de su juventud tuve la suerte de escuchar durante muchas tardes, pues era su costumbre que cuando hacía buen tiempo, una vez que había visitado a sus nietos y volvía a su casa, se sentase en la puerta del taller de carpintería de mi padre y allí, junto a un reducido grupo de viejos amigos, reverdecía su juventud.

Yo era un adolescente que disfrutaba con estar entre aquellos hombres maduros, experimentados, que rondaban los sesenta años de edad, y escuchar sus comentarios.
Además de esto, como antes se ha dicho, cada quince días aparecía en "Ecos de Flores" un artículo, escrito por D. Candelario, sobre cómo había sido la vida en Encinasola en los primeros años del siglo XX

Coleccioné la mayor parte de estos artículos, algunos se han perdido, pero aún así, puedo ofrecer alrededor de cuarenta.

Siempre defendí que esas reseñas sobre la historia de Encinasola volviesen a ver la luz, por esto, hoy, con permiso de sus hijas, a quienes expreso mi mayor gratitud, inicio su publicación, que se ha visto incrementada en una serie de poesías que Ángeles, su hija y, al mismo tiempo, mi prima, me ha proporcionado.

Espero que estos artículos sean de vuestro agrado. Desde luego, puedo asegurar que son parte de nuestra Historia.

Ojalá que en los siglos anteriores, alguien hubiera dejado reflejadas sus vivencias como las dejó nuestro recordado Candelario.

NUEVA SECCIÓN EN EL BLOG

Abrimos hoy una nueva Sección dedicada a D. Candelario López. En esta Sección irán apareciendo sus poesías, recuperadas, unas, por haber sido publicadas en "Ecos de Flores" y, otras, porque sus hijas las han guardado como lo que son: UN VALIOSO TESORO para los amantes de las cosas del pueblo.

He tenido el privilegio de acceder a estas estrofas en primicia y esto me ha permitido adentrarme en el caracter de D. Candelario, a quien recuerdo caminando con su cesta en la mano, pues le encantaba ir al mercado a hacer la compra diaria. Algo que en aquella época no hacía ningún hombre. No me equivoco si afirmo que él era el único varón que realizaba esta tarea.
Si esto era una cosa singular, más extraordinario era que en las largas esperas en las colas de los jeringos o del pescado se dedicase a describir, poéticamente, lo que le rodeaba.

D. Candelario no sólo esperaba, como todo hijo de vecino, sino que sacaba cualquier trozo de papel que llevase encima y plasmaba en él una singular poesía. Y cuando digo cualquier tipo de papel es así, doy fe de que algunos de sus poemas me han llegado escritos en la parte interior de los paquetes de IDEALES.
Se ve que sacaba los cigarrilos, deshacía el paquete y aprovechaba aquel pequeño espacio para, movido por la inspiración, plasmar el vivir del momento.

Me ha reportado una inmensa satisfacción haber podido recuperar sus poesías, pero, además, las nuevas tecnologías han hecho posible que esos deteriorados trozos de papel hayan recuperado todo su frescor, pues ahora podemos leerlos como si se hubieran escrito esta misma mañana.

ARTÍCULOS DE DON CANDELARIO

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