viernes, 28 de marzo de 2008

CUATROVIENTOS

Hace unos días, concretamente el 26 de enero, se cumplió el aniversario de la muerte de Manuel García Rosales, (Cuatrovientos) Vuelvo a insistir en el sobrenombre o mote, para mas orientación del lector, que ya el lo llevó siempre, sin que le causara ofensa ni molestia, toda vez que de una manera ingenua se hizo de él. Fue de la manera siguiente: En una época difícil de su vida se le ocurrió poner una taberna en las cuatro esquina de los Arrabales y al preguntarle alguien por qué se había establecido tan lejos del pueblo, respondió: “Ésta está a los cuatro vientos”.
Pocos, poquísimos éramos los marochos que conocíamos las aficiones poéticas, la inspiración profunda y el amor a la poesía y la sátira aguda y fina de Manuel García Rosales. Y sin embargo la tenía, y no poco, como lo demuestra la quintilla que, con motivo de un regalo enviado a una autoridad local, compuso y que decía así:

Ahí le mando dos sandias,
y las mando con buen fin,
si no pasa lo del gallo…
Una “pa” don Serafín,
otra para Candelario.

Muchas veces, confidencialmente, me decía algunas estrofas alusivas a la carestía de los artículos de primera necesidad, como los precios exorbitantes que adquirieron las patatas y que rezaba de esta forma:

No quiero meter la pata,
pero me llama la atención,
como jamás en mi vida,
ésta enorme subida
que ha tenido la patata,
digna de veneración…

Aquel hombre que con su saco al hombro, chambra larga, de pielero extremeño o de marchante salmantino, faja negra en todo tiempo, donde depositaba el pañuelo, que sacaba con frecuencia por el constante lagrimar de sus ojos, de pregón confuso e inteligible, tenia mucho de poeta, como lo demuestra su canto a Jerez de la Frontera y al vino de González Byass y que el lector podrá apreciar en los versos siguientes:

Cuando pasé por Jerez,
que yo no lo conocía,
me acabe de convencer
que es el vino de Jerez
lo mejor de Andalucía.

Las bodegas visité.
¡Qué gente! ¡Qué simpatía!
Allí hacen vino a porfía,
pero ninguno encontré
como el de González Byass.

Ese vino da calor,
ese vino da energías.
Aquí me tienen ustedes
con este vaso en la mano,
y no se me vierte un gramo
y ya tengo ochenta y tres.

Yo les aconsejo a ustedes
que si van de romería,
cuando tengan que beber,
beban vino de Jerez
y siempre de González Byass.

Tienen mayor merito estas estrofas, si tenemos en cuenta que su niñez y parte de su juventud la pasó de ayudante de pastor en la Contienda, tras el rebaño y que casi no sabia deletrear, cuando llego a la ancianidad. La casa de González Byass le premió estos versos, mandándole una caja de productos de sus bodegas, con los que él obsequió a sus amistades.
Yo le había prometido que, si moría antes que yo, le acompañaría al cementerio y leería unos versos. Me sorprendió su muerte un día de matanza y, a vuela pluma, le hice el soneto siguiente:

Ya toca a muerto la campana;
ya tu cuerpo permanece inerte,
señal de que la parca insana,
tras penosa lucha, consiguió vencerte.

Ya habitas un mundo sin reveses,
de gran tranquilidad y gran sosiego,
sin luz ni sol, sin frió ni fuego,
y al arrullo de una sombra de cipreses.

¡Manuel García Rosales…!
Compañero de humor y de poesía,
este trabajo poco vale,
mas tiene el valor de la alegría
que de mi corazón doliente sale
y que inunda de pena el alma mía.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pepe: Aqui me tienes leyendo estas simpáticas poesias. Muy Buenas.

J.M.Santos

Jesús dijo...

Era muy bueno Candelario; ese peculiar estilo "socarrón" y esa naturalidad en expresarse hacen muy divertido leerle; tiene escritos interesantes, aunque se adivina como van a terminar, casi siempre te sorprende. Cordial saludo. Jesús