ENCINASOLA Y SU PORVENIR
Muchos marochos concibieron la esperanza de que la evolución de Encinasola serían las minas. Las investigaciones llevadas a cabo antiguamente no dieron resultado positivo.
Todo el campo marocho se encuentra lleno de excavaciones, más o menos profundas, sin que hayan surgido los filones apetecidos. Últimamente, las perforaciones dirigidas por el P. Jorge, autoridad competente en asuntos mineros, no redimieron a nuestro pueblo.
Perdidas las esperanzas en mineralogía, se fijaron otros en el Múrtiga sereno, en la construcción del pantano de Aguas Buenas, que fertilizara y pusiera en producción las escasas vegas de nuestro termino Yo mismo, siendo Alcalde Presidente de este Ayuntamiento, gestione de la Dirección General de Obras Hidráulicas y de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, a la sazón en Ciudad Real, la construcción de dicho pantano.
Ha pasado más de un cuarto de siglo y ahora parece que se va a llevar a cabo la tan deseada obra, pues según rumores ya está aprobado el presupuesto y no tardará mucho en comenzar.
Pero he aquí que sin pensarlo nadie, se nos viene el porvenir a las manos y no por la gigantesca obra del pantano, sino de una manera insospechada y fortuita.
Hace unos días, dos propietarios de fincas, que lindan con la ribera, recibieron sendas cartas en las que varias figuras del cine y otras artes, a más de veraneantes de posición encumbrada, solicitan de estos propietarios precios para venir a veranear a orillas del Múrtiga sereno. Contestaron a vuelta de correo, diciéndoles que los cortijos o casas de que disponían sus fincas carecían en absoluto de comodidades, máximo tratándose de gente de vida refinada y cómoda.
¡Cual no sería su sorpresa cuando recibieron contestación de los solicitantes, diciéndoles que ahí estribaba el encanto de la petición: en la soledad, el silencio el contacto con la naturaleza y con la selva!
Ellos venían huyendo de los grandes núcleos de población, del confort de los grandes hoteles, del ajetreo y ruido de la ciudad, del asedio del periodista buscando la interviú, del importuno fotógrafo que dispara su cámara para servir a la curiosidad de suscriptores de revistas ilustradas, de todo lo que era mundo civilizado.
Venían a cambiar la piscina artificial del buque y del hotel por la natural del río pequeñito, el quitasol de la playa por la tupida sombra del entrelazado ramaje de la chopera, la música estridente y tropical de las salas de fiestas por el monorrítmico croar de las ranas y sentir en la noche callada y silenciosa el ladrido del mastín ahuyentando a la alimaña; todo el confort de las grandes ciudades, por el reposo y tranquilidad de los tranquilos márgenes del Múrtiga sereno.
¡Marochos que estáis dispersos por todo el globo terráqueo! ¡Quien sabe si dentro de poco tendréis que volver a vuestro pueblo natal, si queréis hacer capital!
Ecos de Flores núm. 94, de 15 de septiembre de 1963
1 comentario:
En aquellos años ya se empezaba a pensar que la paz y la tranquilidad de un pueblo de la sierra era todo un lujo.
Un abrazo.
Carmen
Publicar un comentario