viernes, 20 de junio de 2008

YA ESTÁ DE VUELTA CANDELARIO

Como saben nuestros lectores, Candelario, “el cantor de los gurumelos”, según me han dicho los vecinos de un pueblo inmediato, después de sus celebres versos en los que exaltaba su exquisito sabor, ha regresado de sus vacaciones.

Candelario, todos los años hace una gira por Madrid, en donde pasa la feria de San Isidro. Ya es popular y típica la marcha de Candelario, camino de la feria. Cuando el coche se pone en movimiento se dispara un cohete. Esto ya es un rito. Pasa las fiestas en la capital de España y no se pierde una corrida de toros, pues para todas le sacan, con la conveniente antelación, su abono.
Como es muy puntual en la marcha, lo es también en la vuelta. Pero este año, Candelario se retrasaba. Cuando otro año se pasaba por allá doce días, en éste se detuvo los veinte. Este año quiso echar una cana al aire. Pero, sobre todo, Candelario es abuelo y como el abuelo dicen que es padre dos veces, a Candelario le tiraban mucho los nietos y se fue a Manresa, Barcelona, y de paso había que aprovechar la ocasión para ver Valencia y otras ciudades más. Volvió rejuvenecido, como si le hubieran quitado unos cuantos años de encima. Siempre conserva su espíritu joven pero en esta ocasión, entre las ferias, los aires de las ciudades mediterráneas, y los halagos cariñosos de sus nietos, ha dado marcha atrás en la vida y se encuentra como hace unos cuantos años. Más joven.

Siempre optimista, domina en él el buen humor. Su pasión son los toros. Conoce los toreros, los toros y el arte del ruedo. Disfruta con las corridas y siente la emoción, como nadie, de la fiesta nacional. Espera las corridas con ilusión, las contempla con satisfacción y las comenta como un maestro del arte taurino. La crítica, la palabra de Candelario, es definitiva, es la última palabra.
Candelario conserva una memoria fresca; merced a la cual hace presente historias antiguas que a muchos de su edad se le escapan. Junta, a su buena memoria, una gran facilidad de expresión y habla y escribe haciéndonos vivir tiempos remotos. En “Ecos de Flores” han leído muchas anécdotas, historias, hechos y recuerdos de la villa de Encinasola.

Muchas cosas que los ancianos recuerdan, y que los jóvenes aprenden, se deben a la pluma de Candelario y a su buena voluntad con la que siempre se puede contar, para informarnos de innumerables cosas, que si no fuera por él, para muchos quedarían en el olvido.

Y si Candelario encuentra facilidad para expresar sus pensamientos en prosa, no la tiene menos para versificar: Lo mismo saluda en verso y se despide en verso, que sigue la conversación en verso. Para él no hay dificultades en encontrar en asonante o el consonante. Inspiración y palabra adecuadas las tiene siempre a pedir de boca.

La última de sus poesías fue a los gurumelos. Canta el rico sabor de los gurumelos y defiende – esto para los tímidos que creen ver en ellos algo así como en las bebidas de alcohol metílico – contra todo riesgo, que son totalmente inofensivos, como lo enseña la experiencia.

En Bilbao, en Higuera, en Fregenal y en La Palma – al menos de estos sitios nos consta – ante “Peñas” de amigos se leyó el canto a los gurumelos, de Candelario, con los consiguientes y gratos comentarios.

A la pluma e inspiración de Candelario deben muchos, presentes y ausentes de Encinasola, vivir horas de recuerdos felices.


Ecos de Flores núm. 89, de 01 de julio de 1963


NOTA.- Es fácil ver que este artículo no fue escrito por don Candelario López. No aparece la firma del autor, pero nos parece ver en él la mano de Andrés”Guerrilla”.

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