viernes, 28 de marzo de 2008

LOS POYOS DEL ENSANCHE

En el año 35, cuando se llevó a cabo el ensanche, que, partiendo de la Cobijá, llegó hasta la esquina de la Cinaga, cayeron bajo la piqueta demoledora los casi derruidos restos de unos poyos.
Fueron construidos a expensa de don Lope Cortegano Casado, que en la primea quincena de este siglo, fue famoso comerciante de esta villa, hasta el año 18 que falleció, si la memoria no me es infiel.
Estos poyos fueron, durante muchos años, la antesala de la muerte de bastantes ancianos de este pueblo, los cuales hicieron de ellos centro de tertulia, reuniones cotidianas, donde se rumiaban recuerdos, se contaban anécdotas y añoranzas, buscando las sombras de las mañanas de verano y refugiándose del aire gélido del norte, al mismo tiempo que buscaban las débiles calorías de un sol, que se desangraba hacia el ocaso en el invierno. Por motivos de la moderna urbanización, fueron desapareciendo, cuando ya amenazaban ruina, cuando iban presentando sus mutilaciones hasta la completa desaparición y la muerte.

¡Poyos del Señor Lope! Desde estas columnas de ECOS DE FLORES, yo os evoco con sentimiento y veneración, porque fuisteis, durante muchos años, testigos de conmovedoras narraciones, de relatos históricos, sucesos, anécdotas, añoranzas…de nuestro pueblo y, porque con vosotros desapareció la única obra filantrópica que – en su ya larga vida – conoció el cronista de esta villa.

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